Secretaría de la Mujer
VIOLENCIA POLÍTICA Y DE GÉNERO; QUE NO SIGA SUCEDIENDO
Por: Astrid Sontoya Muller
Son tiempos de campañas político electorales y si no nos cree, solo puede voltear hacia los lados. Es notorio, más de la mitad de las mujeres organizan y dirigen el evento, la caminata, el encuentro de los candidatos con otros sectores de la sociedad y llevan a cuestas la carga de que todo salga bien.
Al final y a pesar de su capacidad, tienen altas probabilidades de quedar marginadas de algún cargo político o partidista.
Son relegadas de los espacios en el organigrama de cualquier gobierno por un simple hecho: ”ser mujeres”, lo cual ya es un tipo de violencia y aunque suene terrible, quizá sea la menos peor si se le compara con los otros tipos de agresiones que sufre la mujer en política.
Durante años, hemos escuchado casos terribles de gobernantes hombres que piensan que las mujeres, están destinadas a una labor doméstica y que no pue- den tener bajo su cargo tareas políticas o gubernamentales porque sencillamente no tienen la capacidad de hacerlo.
Y aunque no existen datos concretos acerca de la violencia política contra las mujeres, el caso no es privativo de México, la analista Fernanda Salazar exhibía en uno de sus análisis en medios de comunicación, lo inadmisible que resulta el hecho de que a la primer ministra de Nueva Zelanda, se le pregunte si podrá con el cargo y al mismo tiempo atender a su hijo que viene en camino.
En México, el expresidente Vicente Fox por ejemplo, sugirió que el papel de las legisladoras federales dentro de su sexenio no era relevante, al afirmar que so- lamente se la pasaban perdiendo el tiempo y luego presumiendo lo bien que estaba el país en su gobierno, dijo que en el 75 por ciento de los hogares había una lavadora “y no de dos patas sino de las otras”.
Este tipo de situaciones, han pasado por años desapercibidas por quienes han participado en política pero está claro que se le debe de poner un freno a este tipo de violencia que por igual, afecta a todas las mujeres en la vida pública.
Esfuerzos oficiales parecen existir, pero estos no dan resultados y hay quien piensa -entre las mujeres- que si el tema de las candidaturas no fuera por ley equitativo, las mujeres recibirían muy pocas oportunidades de estar al frente de las causas de un partido político.
PROTOCOLO PARA LA ATENCIÓN DE LA VIOLENCIA POLÍTICA
En el año 2017, un esfuerzo conjunto de instituciones permitió echar a andar el protocolo para la atención de la violencia política de cara al proceso electoral 2018 por el que estamos atravesando.
Las instituciones que participaron en esta herramienta, afirman dentro de la presentación del documento que los une el convencimiento de que este instrumento de actuación abonará a la construcción de una cultura de la denuncia en el que las ciudadanas que parcipan en política cuenten con información puntual y valiosa para exigir y hacer valer sus derechos político-electorales y, en consecuencia, logren incrementar los niveles de éxito judicial.
El mismo documento, detalla más adelante que la paridad fue uno de los avances más significativos que se lograron con la reforma, pero al mismo tiempo, de- talla que por sí sola, no es suficiente para eliminar la violencia política.
La paridad y la violencia política contra las mujeres en razón de género se correlacionan entre sí. La primera como incentivo formal de participación en condiciones de igualdad numérica y la segunda como factor que desincentiva la participación, ingreso y permanencia de las mujeres en la arena político electoral.
Pese a los importantes avances, persisten cuestiones estructurales como la violencia política contra las mujeres en razón de género, que obstaculizan el ejercicio de sus derechos político-electorales y constituyen un reflejo de la discriminación y los estereotipos de género: las mujeres que participan en espacio público-político siguen violentadas y subrepresentadas políticamente.
Pero esta cruda realidad de la violencia política que obstaculiza, margina y discrimina solo tiene una ex- presión que sobrepasa los límites de la comprensión: En nuestro país, están matando a las mujeres solo por el simple hecho de serlo y aunque en muchos casos el tema de impunidad impide hacerlo visible, hay un tufo intenso a que se mueren por ser mujeres...que están haciendo política.
A la fecha, 17 mujeres que aspiraban a un cargo de elección popular en todo el país han sido asesinadas dentro del presente proceso electoral.
Así lo citan medios de comunicación:
De acuerdo con un recuento de la consultora Ettelekt, citado por Reforma, desde el 8 de septiembre pasado, cuando arrancó el proceso electoral 2018, hasta el pasado sábado 2 de junio, se registraron 110 asesinatos contra políticos de todo el país.
De éstos, 41 aspiraban a un cargo de elección popular: 28 eran precandidatos y 13 ya estaban registrados; diecisiete eran mujeres.
El Partido Verde, condenó en su momento el asesinato de nuestra candidata en Huauchinango, Puebla, con un tema de convicción y no de obligación, porque somos un instituto político que hemos avanzado en materia de respeto a los derechos políticos de las mujeres y a sus garantías individuales.
Desde la Secretaría de la Mujer en el Estado de México, hemos sostenido reuniones cada día del proceso electoral actual y fuera de los tiempos de este, llevan- do a las mujeres el mensaje contra la violencia.
El apoyarles para que sean más productivas y puedan salir adelante por sus propios medios, el procurarles espacios importantes dentro de nuestras tareas partidistas, el garantizarles que hay una voz que las representa, son solo parte de las acciones que estamos tomando para erradicar la violencia política y de género.
Porque en el Partido Verde del Estado de México, estamos convencidos de que en nuestras mujeres, está toda la capacidad para ser quienes encabecen gran parte de nuestros esfuerzos , teniendo como base el respeto pleno a su libertad para participar y tomar parte de las decisiones y que sean parte del resultado exitoso y no solo del proceso lleno de trabajo.
Desde la Secretaría a mi cargo, seguiremos atentos a que una ley vigile que se respeten los derechos de las mujeres, pero que toda una sociedad esté dispuesta a cumplirla no solamente por razones de orden jurídico, sino por una convicción que nos lleve hoy en día, a entender que en política como en la sociedad, los derechos de las mujeres deben estar protegidos, deben permanecer al igual que las mujeres en su integridad, a salvo.