EL ECOLOGISTA

Y TÚ, ¿GOZAS DE SALUD AMBIENTAL?

Secretaría de la Juventud

Y TÚ, ¿GOZAS DE SALUD AMBIENTAL?

Por: Daniel Castellanos Ortega

Uno de los retos más grandes que enfrentan las personas en las grandes urbes es la calidad de vida, generalmente se vive un ritmo acelerado, horas para trasladarse de un lugar a otro, exposición continua a la contaminación ambiental o auditiva, y mala alimentación debido a los costos de los mismos, además la concurrencia a lugares pocos saludables.

 Y, por si fuera poco, le agregamos la presión de los jefes, el estrés cotidiano, las obligaciones familiares, las responsabilidades en aumento y, en muchas ocasiones, la falta de motivación. De repente al caminar en las ciudades, entre tantas personas ensimismadas, parecería caminar entre zombies, personas perdidas en sus propios mundos, automatizadas en su actuar diario, sin estar conscientes de la calidad del entorno que los rodea, y ¿creen que alguien piense en su salud ambiental?

Muchas personas se preocupan diariamente de su salud física, emocional, económica e inclusive, de su salud familiar; buscando cómo mejorar todos los días estos aspectos de su vida, dedicándoles tiempo y acciones específicas para lograrlo. Sin embargo, lo que no están contemplando, es una de las razones más poderosas para una salud integral, es decir, la salud ambiental. Para muchas personas, es un concepto que ni siquiera figura en sus pensamientos, pareciera ser algo ajeno y distante de uno, un tema que solo en los países desarrollados se podría pensar, porque, aparentemente, cuentan con el tiempo y dinero para hacerlo.

El presente artículo, pretende hacer conciencia de la importancia de la salud ambiental, y del Estado como garante protector de la misma; esta salud se incluye en los derechos fundamentales de la persona dentro de la Carta Magna, y su protección deviene desde la esfera internacional con las Naciones Unidas.

A este nivel hay dos principales preocupaciones, la primera es la promoción y protección de los derechos humanos, y la otra a partir de 1972, cuando se corrió la voz a nivel doméstico, es la del cuidado del medio ambiente. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la salud ambiental es aquélla que está relacionada con todos los factores físicos, químicos, biológicos y externos de una persona. Es decir, contempla la forma en que las condiciones del medio ambiente inciden en la salud de una persona y busca la prevención de enfermedades, proporcionando un medio ambiente sano. Por lo tanto, no se incluye nada de los aspectos sociales, económicos, o genéticos de la persona.

Dentro de los factores ambientales de riesgo, encontramos principalmente la contaminación del aire, el agua o el suelo, así como la exposición a productos químicos, el cambio climático y la exposición a radiación ultravioleta; esto ha contribuido a la creación de más de cien enfermedades y traumatismos; de acuerdo a la Organización Mundial de la salud se estima que en 2012 perdieron la vida 12.6 millones de personas por el hecho de vivir o trabajar en lugares poco saludables, lo cual representa casi una cuarta parte del total de muertes a nivel mundial.

La Organización Mundial de la Salud señala que, entre las principales enfermedades que encontramos debido a la exposición de un medio ambiente dañino están: las cardiovasculares, neumopatías, lesiones, cánceres, accidentes cerebrovasculares, diarreas y demás. En México, de acuerdo al Instituto Nacional de Salud Pública, se estima que los factores ambientales son responsables de entre el 25% y 33% de la carga global de las enfermedades, y a pesar de que se ha estado trabajando en la materia, la presencia de sustancias químicas en el ambiente, la contaminación atmosférica en exteriores e interiores, el calentamiento climático, la contaminación del agua y alimentos, contaminación de zonas mineras, residuos sólidos municipales, y otros son problemas del deterioro ambiental.

Los problemas de salud son algo más serio de lo que se piensa, de los 123.5 millones de habitantes en México (INEGI, 2017), el 77% vive en zonas urbanas, lo que implica no sólo una mayor cantidad de personas expuestas a estas condiciones ambientales, sino la exposición a un lugar en donde se genera la mayor parte de los contaminantes, que representan por lo menos 20,496 muertes anuales por material particulado en el ambiente.

Desde el punto de vista jurídico, el artículo 25 de la Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos enuncia que: “Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que éste sea integral y sustentable…”, en la esencia del desarrollo nacional debe estar contemplada la calidad humana de cada uno de los mexicanos, empezando por un medio ambiente sano que le permita desarrollarse óptimamente, y se garantice el mismo a las futuras generaciones.

La invitación que hacen las Naciones Unidas para implementar acciones para el desarrollo sostenible no es solo a los gobiernos de los 193 Estados que la adoptaron, sino a toda la ciudadanía en general, a la iniciativa privada, asociaciones civiles, grupos de poder, y por ende a los partidos políticos, pero sobre todo a cada uno de los mexicanos.

El cuidado del medio ambiente, y la salud ambiental es una corresponsabilidad entre ciudadanos y gobiernos. Por eso es importante la consciencia del tema, que quienes toman las decisiones en las políticas públicas del país diseñen programas, establezcan estándares y tomen acciones que mitiguen los daños provocados en la salud ambiental de las personas, quienes, como recurso humano, son el objeto más importante de cualquier negocio o país exitoso.

Es necesario realizar cambios simples en nuestras vidas para contribuir de manera positiva al medio ambiente, por ejemplo: evitar el desperdicio de agua para consumo diario en nuestros hogares, regular el uso de energía eléctrica, mantener en buenas condiciones los automóviles para reducir la emisión de gases contaminantes, usar lo más posible medios de transporte como la bicicleta, compartir auto con compañeros, o caminar.

Evitar al máximo el uso de desechables, plásticos, popotes, y demás materiales no biodegradables que contaminan los mares, lagunas y ríos; separar los desechos sólidos en los hogares, de manera que se puedan aprovechar los biodegradables y los reciclables.

Empezar con acciones pequeñas, hasta formarnos hábitos compatibles con el cuidado del medio ambiente, y motivar a otros a que sigan el ejemplo. Finalmente, la salud ambiental es tarea de todos, corresponde al Estado Mexicano establecer las condiciones y ejercer las acciones necesarias para lograrlo, cumpliendo así un compromiso internacional de protección a los derechos humanos, sin embargo, también es responsabilidad de las y los ciudadanos involucrarse, cultivarse en la materia y llevar a la práctica hábitos que permitan contribuir a esta meta. Haciendo consciencia de que al lograr el objetivo podemos lograr salud en otros aspectos y con ello, mejorar nuestra calidad de vida, independientemente del lugar en que vivamos, y así tú y tu familia podrán gozar de salud ambiental.